Para llegar a estas conclusiones, los investigadores dividieron dos grupos niños, el primero de ellos recibió la nueva terapia para el autismo (PACT) basada en fomentar la interacción social, el lenguaje y la comunicación.
Los padres participaron en sesiones clínicas individuales con el terapeuta y el menor, para ayudarles a adaptar su estilo de comunicación a las alteraciones de su hijo y responderles con mayor sensibilidad y capacidad de respuesta, explica el ensayo.
A los progenitores se les enseñó además a emplear un lenguaje adaptado al nivel de sus hijos, señalan los autores en su estudio.
El segundo grupo de infantes fue sometido al tratamiento tradicional, o sea, una combinación de psicoeducación e intervenciones focalizadas a la comunicación, al comportamiento y al desarrollo del lenguaje.
Tras el análisis de ambos, se les aplicó un test para medir la posible mejoría de los síntomas del autismo.
Los datos revelaron que la severidad se redujo casi cuatro puntos en el grupo de la intervención en comparación con los que siguieron la terapia convencional, de unos tres puntos.