Los tapones y calles abiertas tienen desesperado a los dominicanos, no por lo beneficioso de las obras viales que luego veremos y disfrutaremos, sino por la multitud de ellas por todos los lados de las vías de las principales arterias de la capital. Y eso no se queda ahí sino lo mucho que duran las terminaciones de las mismas, por la coordinación de recursos y fondos.
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